La justicia española es independiente. Lo es en su relación con los ciudadanos. Esas mujeres y hombres que dictan justicia, quienes reparten el pan que mantiene viva a la democracia, son libres y aplican los códigos que han sido aprobados por los representantes democráticos que todos elegimos. La justicia española no es libre en sus altas esferas. Eso está claro. Para nuestra desgracia como ciudadanos, todo aquello que es tocado por un partido queda manchado. Es lastimoso, pero es así. Cuando hicieron huelga, magistrados y fiscales de la mano, lo dejaron claro. Quieren una independencia que vaya de arriba a abajo porque si dicha independencia va de abajo a arriba es muy posible que se quede a medio camino. Y no es plan. Y no lo podemos permitir. Lo he dicho muchas veces, jamás querría tener en mis manos el porvenir de una persona. Vamos, que no nació uno ni para juez, fiscal ni cirujano. Pese a todo, al igual que al médico, exijo que la asepsia sea absoluta. Que nada contamine. Que la limpieza sea absoluta. Y ahora, en los altos tribunales, hace falta meter la fregona. Por desgracia.

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