Esta Junta de Andalucía es la repanocha y la leche, ambas juntas y en perfecta sintonía. Jugar con el dinero público es algo muy peligroso porque, habitualmente, el cachondo que hace con él lo que le da la gana acaba entre rejas. Y por varios años. Que los funcionarios de la verdiblanca institución tengan 2,5 horas para meditar sin servir a los intereses públicos (no en vano dedicarán dos horas y media pagadas por todos nosotros a tranquilizar y relajar sus conciencias y espíritus) puede tener consecuencias penales sencillamente brutales. Quiérase o no, buen ámbito de lo público puede y debe trasladarse a lo privado. Evidentemente una empresa lo que quiere es prosperar y ganar dinero. La pública no, pues su principal objetivo es dar un buen servicio aunque pierda dinero. El problema radica cuando no se presta servicio alguno y esto supone un menoscabo a las cuentas de todos. Me puedo equivocar pero es muy posible que esta locura que permite meditaciones budistas a los funcionarios andaluces en su horario laboral acabe con lágrimas... tras las rejas.

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