Es un tiempo de sequía informativa. Llega el mes de mayo y muchos preparan el cañero y los zahones mientras se transforman en primos hermanos de los almonteños en una operación camaleónica muy de Jerez. El jerezano suele ser el oriundo con mayor capacidad de adaptación al tiempo y al espacio. No es complicado tropezarte con alguien que es el precursor de las zambombas en Navidad, veraneante en Valdelagrana de toda la vida y entroncado en sus orígenes familiares con la calle Merced cuando llega el mes de septiembre. Más fácil es dar con este tipo de jerezano que escribir una columna semanalmente sobre hermandades y cofradías.

Quizá por eso ahora estamos ante una sequía de asuntos cofrades. Porque estamos en modo Rocío o posferia. Del González Hontoria al Rocío este año ha habido un suspiro. No da tiempo de entretenerse en bambalinas y faldones. Las noticias, por tanto, son complicadas de levantar. Unos las buscan por debajo de las piedras y otros directamente se las inventan. Tampoco pasa nada.

Pero volveremos del Rocío tras contemplar el rostro de nácar de la Blanca Paloma para comenzar con las Auxiliadoras. Y seremos salesianos desde chiquititos. Y más allá, costaleros de toda vida con el Rosario y descendiente de un montañés que fue reorganizador del Rosario de Santo Domingo. Eso sin contar que guardamos cuidadosamente un escapulario de la Virgen del Carmen heredado de un tío abuelo que fue muy importante entre los caballeros carmelitanos. Y las noticias seguirán fluyendo y quien suscribe tratará de sacar mejor columna de la que en este domingo me he marcado. En cualquiera de los casos, no crean que es fácil escribir trescientos caracteres para crear algo de opinión cuando no hay nada qué expresar. Y todo ello sin tener que inventar noticias. No es fácil, no.

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