Análisis

José L. Repetto Betes, Eugenio J. Vega Geán, Francisco Antonio García Romero

CEHJ y Academia de San Dionisio

El Obispado de Cádiz cumple 750 años

Pero no es una traslación del antiguo Obispado Asidonense

El 6 de julio pasado se presentaron los preparativos para la organización del 750 Aniversario del Traslado de la sede episcopal de Medina Sidonia a Cádiz, y el 14 de septiembre se inauguró el Jubileo de la diócesis de Cádiz y Ceuta. Los autores del presente artículo señalamos el error de tal conmemoración, puesto que lo que debería celebrarse es el 750 aniversario de la fundación del Obispado de Cádiz.

Repasemos los hechos:

1. El Papa Urbano IV concede una bula al rey Alfonso X, firmada en Orvieto y fechada el 23 de agosto de 1263. En ella se accede a que la iglesia de la Santa Cruz de Cádiz sea Catedral y silla de un Obispado. En dicho texto no se menciona ni a Asido (o Asidona) ni señala traslado alguno (lo cita Fr. Gerónimo de la Concepción en Cádiz, Emporio del Orbe).

2. Se conserva el texto de una concordia de tiempos del rey Sabio, del 23 de septiembre de 1265, entre el obispo de Cádiz y el arzobispo de Sevilla, referente a los límites entre ambas circunscripciones religiosas, que se fijaba en el río Guadalete. En este documento tampoco se cita el traslado del Obispado Asidonense (recogido en los Anales de Sevilla de Ortiz de Zúñiga).

3. Fr. Gerónimo de la Concepción y los Estatutos de la Iglesia de Cádiz (siglo XVIII) citan una bula del Papa Clemente IV, según la cual su antecesor, el mencionado Urbano IV, había encomendado al Obispo de Ávila, Don Domingo Suárez, el traslado de la sede asidonense a Cádiz, e igualmente la fijación de sus antiguos límites (muy al norte del Guadalete, e incluso dentro de la actual demarcación civil de la actual provincia de Sevilla), pero el Papa Urbano había muerto sin que se ejecutara dicho mandato apostólico por la taxativa oposición de Sevilla, aunque el rey Alfonso insistiera en la existencia de un obispado como fuera.

4. Clemente IV extiende una segunda bula, firmada en Viterbo, el 26 de mayo de 1267, en la que expresa que el Obispo de Ávila había cumplido con este traslado episcopal y se había designado Obispo de Cádiz, Fr. Juan Martínez. Pero en el documento se señala que dicha ejecución había provocado una apelación del Arzobispo de Sevilla don Remondo.

5. Intervendrían en dicho contencioso tanto los obispos de Túsculo como el maestrescuela de la Catedral de Silves, pero la cuestión seguía pendiente, e interceden para conseguir una concordia los Obispos de Córdoba y Cuenca.

6. El Papa Clemente ofrece dos soluciones:

a. Que se probara que Cádiz en la antigüedad había sido parte del Obispado de Sevilla por concesión real o papal, sin perjuicio de la Iglesia Asidonense (por lo que en este caso, se consagraría como Obispado de Asidonia con sede en Medina Sidonia).

b. Que si se probaba que Cádiz había pertenecido al Obispado Asidonense y nunca a Sevilla, el prelado se consagrara a título de Cádiz.

Tal como señalan los Estatutos de Cádiz, Fr. Juan Martínez se consagró finalmente como Obispo de Cádiz, y nunca llevó el de Asidonia, y los límites entre ambas diócesis se fijan en el Guadalete, tal como se establece en 1265.

En definitiva, el Rey Alfonso quería un Obispado en Cádiz y el Papado estaba dispuesto a complacerlo, y Sevilla condescendía hasta cierto punto. Es evidente que se prefería como cobertura jurídica el traslado de una antigua diócesis (ya existente en la zona gaditana desde época premusulmana) antes que la creación de una nueva circunscripción.

Lo que Sevilla no quería y a lo que se oponía de plano y con todas sus fuerzas era la restauración del Obispado Asidonense, porque eso creaba una reclamación territorial para Cádiz, que quería para sí la hispalense, como era toda la zona del norte del Guadalete.

La documentación es tozuda. No decimos que no hubiera intención por parte de Cádiz, lo que afirmamos es que por las razones expuestas no hubo traslación sino creación. A partir de los documentos no cabe otra interpretación. Lo cierto es que ningún prelado de Cádiz llevó nunca el título Asidonense y nunca se le concedieron a Cádiz los territorios asidonenses al norte del Guadalete. Con esta decisión salomónica se le dio gusto al Rey Alfonso X (que quería un Obispado en Cádiz por razones políticas y geoestratégicas) y a Sevilla; y Asidonia quedó sin que se restaurara su título ni su diócesis con sus fronteras históricas.

La Curia Romana siguió considerando Asidonia como obispado no restaurado, y lo daba como título a obispos no residentes. Solamente tras la erección del Obispado de Jerez en 1980, y sin pedirlo nadie, el Anuario Pontificio retiró el título Asidonense de entre los obispados no restaurados y se le asignó al de nuestra ciudad.

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