Ya sabemos que estas fechas que se avecinan son especialmente propensas a la lágrima fácil y al abrazo falso, a las felicidades de boca para afuera y al apretón de manos que busca más calor que amistad. Pese a ello, sigan el consejo que les doy: "Pongan un Rey en su vida" y si es Mago, con mayúsculas, mejor que mejor. Si algo bueno tiene la Navidad, este tiempo en el que todos volvemos la vista atrás, es que la solidaridad es más propensa a brotar. Hay que reconocer que al igual que se afirma una cosa cabría preguntarse por qué durante el resto del año esas intenciones de ayudar a los demás quedan enterradas en nuestros egos y bolsillos. Alabemos estos días a toda esa buena gente que lucha y recorre cientos de kilómetros con el único objetivo de darle algo a quien no tiene nada. Queridos Magos de Jerez, os ruego que seáis constantes en vuestro esfuerzo, que aportéis vuestro grano de arena a esa gran duna que debería ser la solidaridad de nuestro pueblo. El premio radica en nuestros corazones... que son vuestros.

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