Me lo contó no recuerdo qué profesor de Química: a las espadas de acero toledanas, para darle mayor resistencia, tenacidad, dureza y flexibilidad se calentaban al rojo vivo y luego se enfriaban súbitamente metiéndolas en un caldero de agua fría. Resultaba una maravilla flexionaban como un arco, eran más duras que el mismo acero y no las había mejores. La espada se fortalece, dobla, vibra, modula, pero no se rompe. Se llamaba el "temple". Me he acordado de ello con motivo del espectáculo que ha montado el chorizo de Puig del Monte al salir de la cárcel alemana. Primero Bélgica y luego Alemania. Nos ha dejado con una par de narices, como si el tal fuera un héroe de las libertades y España la carpetovetónica de la vieja Inquisición. Porque de inmediato te cabrea al sumun y te dan ganas de tirarte al monte. Y sin embargo lo que hace falta es templanza. Tras el calentamiento que nos ha producido la noticia y ver cientos de periodistas pendientes del dicho héroe, hay coger la espada de la furia y meterla en agua fría. ¡Temple, mucho temple!, lo cual no quiere decir que enfundemos la espada en la vaina, sino cabeza, mucha cabeza. A la mitad del combate, cuando parece que la aguja está mareada, calma, mucha calma, temple, mucho temple. Tenacidad es continuar con empeño y sin desistir.

No todo está dilucidado en los tribunales europeos. Hace falta rigor, perseverancia y cuidar los medios, prensa y televisión, echarle ganas y trabajo, explicar que el tal es un fantoche, que se pasea por Europa pregonando la España de Felipe II. Los que estamos orgullosos de vivir en esta tierra, de sentirnos hermanos de gallegos, catalanes, valencianos y castellanos, de tener una entrañable historia común, sin sacar la tizona, envainada, sin ira, seguiremos luchando a todo nivel. Al nivel de los que están arriba, que para eso los tenemos, y al de los que estamos abajo, sin pasotismos, que ya saldrá el sol y el forajido ira a la cárcel, no por abanderar su extraña locura, sino por promover violencias, egoísmos y romper la paz constitucional. Temple no es cobardía ni pasotismo, temple es temple.

P/D Aunque tú y yo estemos que nos subimos por las paredes y dándole bocaos a las esquinas, temple, mucho temple. Dicen que incluso echándole al acero un poco de wolframio, todavía era mejor. Pues echémosle una mijita de corazón wolframio.

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