Hay detalles que a uno le alegran la vida, porque suponen que algo está cambiando a mejor después de que durante una larga década todo haya parecido derrumbarse bajo nuestros pies. Esos detalles son pequeños, pero dan idea de una esperanza grande. La venta de automóviles se está recuperando. Ya se sabe que cuando faltan los billetes la vida del coche se alarga hasta límites insospechados... vamos, hasta que ni el mismísimo chatarrero nos lo quiere coger. Otro de esos datos es la actividad inmobiliaria, que comienza a recuperarse aunque (aviso a navegantes) nadie espere alcanzar las cifras de 2005, 2006 y 2007. El último detalle que les expongo es el que se ve estos días en las calles y centros comerciales de Jerez. La afluencia está siendo masiva y son, convendrán conmigo, lugares donde uno se lo pasa muy bien y además se gasta dinero. Todo esto no quita para que en cuanto le veamos la espalda a Baltasar la actividad caiga en el tradicional letargo de febrero, cuando la hostelería, por ejemplo, estará de brazos cruzados.