L style="text-transform:uppercase">o del Villamarta no se está entendiendo. Igual que es vital el agua que bebemos, el aire que respiramos o la comida diaria, el teatro en particular y las artes escénicas son cruciales para un desarrollo armónico de cada persona. La cultura alimenta al espíritu, nos hace más libres, más humanos. El cerebro se demuestra más capaz de crecer y de tener sentimientos gracias a la visión de un cuadro, escuchar música o reír con alguna obra. Lo que nos diferencia de otras especies es que somos capaces de emocionarnos con una obra de arte y sentirnos más desarrollados.

El Villamarta tiene la misma importancia que el mercado de Abastos, los supermercados, el hospital y nuestros colegios. O quizás más. Por eso, hay que pensar que su pérdida es una hecatombe que nos echarían en cara nuestros hijos y nietos cuando dentro de 50 años nos recuerden este final del 2016.

La compañía Hespérides, salió ayer a la calle para mostrar que el teatro es fundamental. Teatro de calle como ejemplo de bufones y trovadores de la música y las palabras. Otras muchas compañías jerezanas también consiguen hacer arte de todo tipo. Ayer, con el frío de Noviembre, bajo la lluvia y en no muy buenas condiciones consiguieron hacer reír, bailar y disfrutar. Esto mismo, en un escenario llega a ser sublime. El verdadero valor de un lugar especial para poder ver teatro, ópera, conciertos o flamenco se siente cuando se echa de menos. Quien hay ido alguna vez al Villamarta, a la sala Compañía o a algún otro teatro sabe cuántas sensaciones se experimenta. Tantas como espectadores y actores o cantantes se entregan para hacer que la vida tenga otra visión. Nuestro Teatro necesita que se entienda su importancia para hacer que el espectáculo continúe.

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