No son pocos los barrios del centro histórico de la ciudad que están en verdaderas ruinas. Y no hace falta irse muy lejos. El barrio de San Miguel cuenta con un solar deshabitado, sucio e infeccioso desde que en el pasado año 2005 se derribó uno de los edificios que componen la calle San Antón. Más de una treintena de gatos deambulan enfermos y sarnosos por las calles del barrio como si fuesen las mascotas de los vecinos. Pero estos jerezanos siguen viviendo entre la basura sin poder hacer nada después de los cientos de denuncias que presentan en las mesas del Ayuntamiento. Una vez más las Administraciones hacen oídos sordos a las súplicas de los ciudadanos. ¿Para qué trabajan entonces si no es para mejorar la vida de aquellos que los votan cada vez que se ponen en marcha nuevas elecciones? "Queremos mejorar la calidad de vida de nuestros ciudadanos", "Queremos darle vida al centro para que sea el foco turístico principal de la ciudad". Pero siempre se ha dicho que querer es poder y en este caso, me da a mí que no es que no se pueda, es que directamente, no se quiere.

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