Será la primera Semana Santa sin Diego, porque para las cofradías era así, Diego, sin apellidos. Será la primera sin Diego Romero, aquel que en la época donde internet con su youtube no estaba ni en proyecto, nos traía en el frío enero la luz de la cuaresma y de la Semana Santa que rompería en Primavera a la ciudad tres meses después.

Aquellos carteles de Diego eran algo idealizado y perfecto, donde la ciudad era un museo, el aire era cristalino, los silencios eran eternos y hasta la luz verdosa de las farolas de la época se tornaba en un color mucho más cálido del que en realidad tenían. En los carteles de Diego los pasos estaban perfectamente conservados, con un dorado que jamás se vio amenazado por la purpurina reinante y hasta las calles se encontraban en un perfecto estado de revista (Obviamente hay que reconocer que la limpieza de las mismas en la realidad de la época se encontraba a años luz de la suciedad que hoy invade el centro de la ciudad.)

Al mirar sus carteles intuías que el entorno en el que se desarrollaba el acontecimiento anunciado era el de una ciudad monumental sin fallo alguno donde los pasos se desplazarían con cuadrillas perfectas y en los que la única nota discordante eran los tremendos macizos florales tan del gusto de la época que eran imposible disimular.

Nunca agradeceremos lo suficiente a D. Diego Romero Fabiere la insustituible colección de carteles que anunciaron nuestra Semana mayor en las décadas de los setenta y ochenta.

Me atrevo a decir que ninguna ciudad de España contó con una serie de carteles de tan altísima calidad como las que tuvo Jerez gracias a él.

Hoy miro el cartel de la Soledad por la Alameda vieja y veo los ojos del hombre, cofrade y fotógrafo que nos supo transmitir con su inolvidable yashica 6x6 como nadie aquella realidad que él veía desde lo más profundo de su alma. Porque Diego no fotografiaba Jerez, Diego nos transmitió su fe en forma de carteles. Y eso es patrimonio inmaterial de la Semana Santa de Jerez.

Por otro lado, el pasado Domingo se presentó el cartel que edita la hermandad del Consuelo. En el mismo, ante el Paso de palio de la Virgen un magnífico grupo de monaguillos. El cielo azul enmarcando todo con un nazareno que parece salido de otro tiempo que tutela al futuro de la cofradía. Y es Fernando Morales el autor.

Fernando, que ha sabido leer como nadie la transición cofrade de jerez nos regala un cartel con una mezcla deliciosa entre lo pictórico y una fotografía costumbrista que nos recuerda imágenes de otro tiempo. Es el día de hoy de las cofradías de extra radio. Allí los protagonistas del futuro de una celebración sin tiempo en la arcadia feliz de unos niños que son la más viva expresión de la felicidad. Y junto a ellos como dije, el presente reflejado en el orgullo del nazareno que no necesita quitarse el capirote para demostrar la satisfacción que lo embarga.

Yo viví ese momento, junto a la plaza de toros, y puedo dar fe de que la cámara de Fernando fue notario fiel del momento de mayor gozo de la hermandad del pelirón. Su cannon, unida a su sensibilidad fue capaz de corregir y aumentar la delicia de aquellos momentos para que los disfruten aquellos que no pudieron vivirlo.

Me dicen , Fernando, que has dicho que será tu último cartel. Y yo te pediría que reconsideraras este extremo. Que sigas llenando con tu buen hacer e ilusión las paredes de nuestras casas. La Semana Santa de Jerez te quiere y te necesita para que sigas plasmando su historia.

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