Las dificultades son esos impedimentos que en la vida te enseñan a valorar todo aquello que tienes y disfrutas, esas trabas que te hacen mas fuerte para así poder seguir luchando día a día con todo aquello que la vida te presenta como un desafío.

Los costaleros, esas personas que portan los pasos y que no gozan de esa facilidad en su labor percibida por algunos, en muchas ocasiones se encuentran con dificultades que marcan su ser y provocan que la memoria sea eterna a causa de los momentos que viven.

El peso elevado que provoca soportar una candelería, el desnivel de las cuestas a trabajar, las altas temperaturas y hasta la amargura de saber que aquel que te acompaño ya no volverá a hacerlo debido a su descanso eterno, conforman una diversidad de dificultades que pueden provocar vivir momentos muy duros a la gente de abajo, momentos duros que aumentan el valor de la recompensa y, ¿por qué no?, refuerzan la motivación de cada uno de los hombres que ejercen el trabajo costalero.

Sin duda, el costalero no ejerce un trabajo fácil, siendo quizás la mayor dificultad el hecho de no poder cumplirlo, convirtiéndose esa imposibilidad en la chicota mas dura que un costalero deba afrontar. Una enfermedad, un accidente o incluso una situación personal pueden convertirse en la chicota mas dura, la chicota jamás deseada, esa que te obliga a esperar otro momento, a posponer la entrega de todo lo que tienes al Señor y a la Virgen.

La Semana Santa esta a la vuelta de la esquina y nuestras cuadrillas de costaleros ya están preparadas, costaleros que sufrirán el madero de su labor, pero que a su vez tendrán el privilegio de disfrutar el lugar mas bonito que ofrece una cofradía, mientras que algunos costaleros, soportaran la cruz de la imposibilidad, costaleros a los que les tocara vivir la chicota mas dura, siendo por ello que dedico estas líneas, con la única intención de aliviar sus duros momentos, a aquellos hombres de abajo que por un motivo u otro, les ha tocado este año sufrir la chicota mas dura. Que Dios los bendiga.