Me ha llamado mucho la atención el Pregón para el Domund de Pilar Rahola -dicho en la Sagrada Familia de Barcelona- por su frescura, claridad y fuerza. Desenmascara los prejuicios ideológicos, pseudo-científicos, que desprecian y ridiculizan la presencia y las actividades de la Iglesia. Y, en contrapartida, alaba con naturalidad las manifestaciones vitales del cristianismo, como la evangelización, la caridad cristiana, y tantas y tan profundas realidades que tienen por fundamento la fe y el amor de Dios; llevan a la entrega heroica de la vida y actividades de tantos misioneros, y merecen todo reconocimiento y admiración, también por el bien social que simultáneamente realizan donde están.

Esta tarea de descartar lo negativo y a la vez poner en alza lo que sí es positivo y admirable bien puede encuadrarse en la frase, un tanto castiza, que elegí para título del artículo. Después me han venido a la mente otras expresiones similares: "con la verdad por delante", "sin pelos en la lengua", o "al pan pan y al vino vino", para calificar el contenido del pregón, del que entresaco algunas citas:

"Si me disculpan la sinceridad, pocas veces me he sentido tan apelada por la responsabilidad y, al mismo tiempo, tan emocionada por la confianza...". "...me conmueve la espiritualidad que percibo en un lugar santo como éste, y admiro profundamente la elevada trascendencia que late en el corazón de los creyentes...".

"¡Qué grandeza de alma deben de tener, mujeres y hombres de fe, qué amor a Dios, que les lleva a entregar la vida al servicio de la humanidad! No imagino ninguna revolución más pacífica, ni ningún hito más grandioso".

"(En donde están los misioneros) ayudan y evangelizan, y pongo el acento en este último verbo, porque es el que ha sufrido los ataques más furibundos, sobre todo por parte de las ideologías que se sienten incómodas con la solidaridad, cuando se hace en nombre de Cristo".

"¿Por qué, me pregunto -y es una pregunta retórica-, hacer propaganda ideológica es correcto, y evangelizar no lo es?".

"El mensaje cristiano, especialmente en un tiempo de falta de valores sólidos y trascendentes, es una poderosa herramienta transgresora y revolucionaria: la revolución del que no quiere matar a nadie, sino salvar a todos".

"El catecismo, sin duda, es el programa político más sólido y fiable que podemos imaginar".

"La caridad cristiana ha sido el sentimiento pionero que ha sacudido la conciencia de muchos creyentes, decididos a entregar la vida propia para mejorar la vida de todos".

Es agradable oír estas afirmaciones -al que le sepan a poco puede abrir en internet el Pregón entero, que además no es largo y vale la pena-, porque se oyen poco estas verdades para todos, o no se oyen nada. El día cuatro de julio de 2008 publiqué un artículo en este mismo periódico, 'Manual de excelencia, el Compendio del Catecismo', que viene a ser como un catecismo de adultos, y naturalmente se centra en verdades fundamentales de la fe, luminosas, brillantes y consoladoras. Qué pena que estén enterradas y ocultas por tantos y tan arraigados prejuicios ideológicos que no dejan ver la hermosura y el bien de la fe, a la que se arrincona como antigualla sin fundamento.

Sugiere san Josemaría en el punto número dos de su libro 'Forja', en el primer capítulo, titulado 'Deslumbramiento': "¡Dios es mi Padre! Si lo meditas, no saldrás de esta consoladora consideración. -¡Jesús es mi Amigo entrañable! (otro mediterráneo), que me quiere con toda la locura de su Corazón- -¡El Espíritu Santo es mi Consolador! Que me guía en todo el andar de mi camino. Piénsalo bien. Tú eres de Dios..., y Dios es tuyo".

Verdades que oxigenan la mente y el corazón, hacen descansar y llenan de esperanza.

Volvamos a mis comentarios al Compendio del Catecismo, un resumen breve de las verdades de la fe, y al mismo tiempo amplio, porque comprende todas las realidades humanas.

"Ciertamente no hay vida humana más noble y ambiciosa que la perfilada en el Credo...".

"Tampoco hay cauce más eficaz para vivificar, restaurar y hacer crecer la vida de los fieles que los sacramentos...".

"Ni hay ordenamiento para la sociedad de mayor alcance, profundidad, perfección y sencillez que los mandamientos de la Ley de Dios...".

"Ni hay diálogo que mejor fundamente todo diálogo que la oración, hablar de tú a tú con Dios, y verdadero sustrato del cristiano...".

Son los cuatro primeros párrafos con los que describo las cuatro partes que constituyen el catecismo, asentadas por el Credo, Sacramentos, Mandamientos y el Padre nuestro. El que quiera saber un poco más puede leer completos mis comentarios. En un artículo de prensa no cabe extenderse más. Que lo dicho os aproveche.

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