Lo de los móviles es todo un avance, claro. Lo mismo sacan una aplicación que te regala descuentos en la hamburguesería de la esquina o te diagnostica diabetes (bueno, esto no, pero al tiempo...). Sin embargo, en contrapartida, no hay que dejar de obviar que nos está provocando malas costumbres. La primera, eso de que cuando nos reunimos con otras personas, tenemos el instinto de ir mirando la pantalla cada dos por tres, una fea costumbre en la que todos caemos (yo el primero). Y, tal y como me recordaban ayer, se han acabado las discusiones. "Ponlo en el periódico, Quintanilla, que los Bernabé ya no vemos discusiones", me requería Atilano, de La Moderna. Un hombre con acento vasco en la barra le secundaba. "Hasta la Wikipedia se equivoca muchas veces, una vez mandé una rectificación y la acabaron publicando, pero ya con los móviles en vez de discutir, se busca la respuesta", me vino a decir. Yo asentí, porque tenía razón. No le iba yo a discutir.

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