Dicen que las matemáticas no engañan. Por eso, los recortes del paro y las mejoras en el empleo de las que en determinados meses presumen nuestros políticos suelen conducirnos, tiempo después, a la cruda realidad. Uno, que ya tiene una edad, ve como la misma cantinela se repite año tras año sin que nadie ponga remedio a un mal, que centrándonos en la provincia, parece incurable. 172.302 parados es la cifra que arroja el último informe del SAE, un dato incluso peor que el registrado hace un año. Lo más grave es que el número de contratación temporal y precaria sigue imperando con total solvencia. Para colmo, el gobierno no sólo no acaba de dar el apoyo necesario a los autónomos, sino que la tarifa de los 50 euros sigue siendo un engaño para todos esos emprendedores que tras pasar lo peor tienen que pagar mensualmente sus casi 300 euros. El debate está ahora en dar o no una prestación a los que no cobran nada, ¿no sería mejor invertirlo en trabajo real? Mientras, no me extraña que Mallorca se esté convirtiendo en otra rama del barrio de Santiago.

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