El señor Iglesias, Pablo, saltó ayer como un resorte para defender a Roger Torrent, presidente del Parlament, tras la "bronca'" de los empresarios alemanes afincados en Cataluña. Quiénes son para "echarle una bronca" a un cargo electo, preguntó el secretario general de Podemos, otrora tan difuso a la hora de abordar el problema catalán y el desafío independentista. Entiendo que los catalanes constitucionalistas echarán en falta el apoyo decidido del líder de la formación morada frente a los desmanes soberanistas, igual que a los andaluces nos gustaría que saltara también a la primera cada vez que a los mismos secesionistas, y ya la cosa cansa, les da por mofarse de los nacidos en el sur y de nuestro acento. Esos que se creen en posesión de la verdad absoluta, y los que lo defienden a capa y espada como el dirigente podemita, deberían escucharse para comprobar que ni la lengua de los primeros es un canto de ángeles, ni la opinión del segundo es un mantra. Así les va pensando que son el ombligo del mundo. Y si los alemanes lo ponen en su sitio, bienvenido sean.

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