El partido celebrado el pasado miércoles 30 de noviembre, a las 21 horas, entre el Guijuelo y el Atlético de Madrid me dio hambre. Aunque nos 'jartamos' de goles por parte de los listos de Simeone (todavía no entiendo por qué se celebra este tipo de encuentros injustos entre categorías tan diferentes), la equipación de los salmantinos me dejó muerta. Camisetas con lonchitas de jamón del muy bueno serigrafiadas en la tela son más que una buena publicidad, es la mejor. A mí, por lo pronto, me ganaron por goleada. Los aficionados que se zamparon su bocadillo preñado de este suculento manjar eran la envidia de los telespectadores que en ese momento se marcaban una triste sopita, sin taquitos ni na. Por curiosidad, he consultado la web del club deportivo, en cuya tienda on line se vende esta apetecible equipación y a la que sólo habría que ponerle unas gotitas de olor jamonero para rematarla. Mi apoyo al Guijuelo que, por original, se merece, como su jamón, estar en lo más alto de la tabla.

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