Análisis

Manuel Sotelino

La nueva generación

No debemos olvidar de que el fin principal es la formación integral de los jóvenes

Las hermandades son muy posiblemente las asociaciones que más juventud mueven en la ciudad. Creo que nadie podría salir a la palestra a contradecir este activo que los cofrades deben de defender.

Los jóvenes son jóvenes. Y aunque cuelo una redundancia a postas, quisiera recalcar esa condición que todos hemos mantenido o llevamos dentro. A los jóvenes les gusta la diversión. Tener motivaciones para hacer actividades. Pasarlo bien es fundamental. Y tener un entorno adecuado es imprescindible. Las cofradías han logrado cultivar ese germen perfecto para atraer a las nuevas generaciones. Y pocas citas existen que puedan equipararse a una 'igualá' en la que cientos de chavales acuden a 'pillar' cuello en alguno de los palos de un canasto.

Ponga un concierto de bandas en su vida y verá que muy posiblemente sólo podría superarlo un recital del conocido Justin Bieber.

Los jóvenes están en las casas de hermandad. Ahora, lo que tendría que ser un segundo paso, es el compromiso de las juntas de gobierno y cofrades en general para ir, poco a poco, focalizando en buena formación a todo este activo que afortunadamente mantenemos en nuestras cofradías.

Los jóvenes deben divertirse. Y lo tienen que hacer con aquellas actividades que más les motiven como sacar pasos y escuchar bandas. Pero no debemos de olvidar que el fin fundamental es la formación integral de los hermanos, asumir nuestros valores cristianos y la garantía de asegurarse la corporación una larga vida al venir otros por detrás dispuestos a tomar el relevo.

No olvidemos el gran aliciente que significan las cofradías para los chavales. Dejémosles que hagan aquello que les motiva y les gusta. Pero sepamos, poco a poco, llevarlos a nuestro terreno. Hacer de ellos buenos cofrades es asegurar el futuro.

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