Cada día me envían mensajes extremos de amigos, conocidos, extraños, que ofrecen deseos, a veces bulos, incitando a la violencia, o de rechazo a los inmigrantes y a los de color diferentes. La bandera de España no se utiliza como signo de unidad, sino como arma a blandir contra el disidente. Estas personas afirman que para ser español sólo hay una manera. Personas sencillas que ante hechos odiosos, horrorosos, afirman que los deben de matar, pudrir en la cárcel, y no darles ni agua, olvidando que la cárcel es privación de libertad de movimiento y sobre todo reeducación. Lo decía Concepción Arenal (1820-1893): "Odia el delito y compadece al delincuente". Cuando la vida cotidiana es insegura en el presente y en el futuro, se vuelve la cara a sistemas políticos que limitan la libertad y prometen seguridad. La libertad se ejerce con el conocimiento, la educación, el respeto al diferente. Recomiendo la lectura de 'El miedo a la libertad', de Erich Fromm. Estamos en 'El laberinto español', de Gerard Brenan.

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