Conocí a Rosario hace ya un porrón de años, y juro que sigue teniendo esa misma vitalidad de antaño. Ha perseguido sus sueños desde que empezó, defendiendo contra viento y marea una concepción y una personalidad de la que no muchas pueden presumir. Por eso, ver en la calle 'Muchelumbre', su primer disco, me trae a la memoria aquellas tardes de ensayo en la Canaleja, donde sólo había campo y casi parecía que salías de Jerez. Tardes frías, tardes calurosas, tardes en las que las ilusiones de un grupo de jóvenes se cruzaban una y otra vez sin importarnos nada lo que había detrás, sólo la música y subirnos a un escenario para pasarlo bien. Recuerdos de verbenas, de pequeños teatros o actuaciones privadas ante públicos exigentes. Todo ese camino lo ha ido recorriendo Rosario, La Reina, que hoy, después de mucho trabajar, por fin verá en la calle su primer trabajo. Infatigable y luchadora, su piano empieza ahora una nueva etapa, una etapa de consolidación y apertura de fronteras, porque su música y su forma tan personal así lo requiere.

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