Como le decían sus tíos al superhéroe, "un gran poder requiere de una gran responsabilidad". De unos años a esta parte hemos globalizado el mundo. El efecto mariposa es más posible que nunca. Una gilipollez tuiteada en Hong Kong es capaz de provocar un tsunami político en Estados Unidos. Es ahora cuando las grandes casas de esa jaula de grillos que es Internet han decidido poner pies en pared, rechazar determinados comentarios, algunas imágenes y determinados pensamientos. Pero es tarde. Que un desquiciado sea capaz de armar la de Dios es Cristo porque se ha radicalizado a través de la red causa escalofríos, pero no es el único caso. Por desgracia hay muchos. La globalización es poder, pero esa responsabilidad que les comentaba al principio ha brillado por su ausencia. De la libertad al libertinaje hay un paso. De la manipulación al adoctrinamiento otro aún más pequeño. Por ahora sólo queda un consuelo: la red es útil, eficaz cuando es bien usada, pero no es la realidad, aunque muchos crean que sí.

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