El tiempo es un curioso concepto. Dicen que pone a cada cual en su sitio, que ayuda a olvidar lo que es inolvidable, que lo borra todo... Hubo quien dijo que "El tiempo es el mejor autor; siempre encuentra un final perfecto". Lo proclamó Charles Chaplin, el mismo que quedó segundo imitando a su propio personaje, Charlot, en un certamen de disfraces. El final ya sabemos cómo es. Y no resulta atractivo precisamente. Pero así es la vida. El tiempo es inexorable. Ya los griegos se mostraban esquivos con la dureza de Cronos. Persistente como la gota de agua que acaba llenando mares, como el grano de arena capaz de enterrar pirámides. A buen seguro que los antiguos dioses estarán satisfechos del hombre moderno, que gasta (emplea) su tiempo al segundo, que no cede un ápice de segundo a otros menesteres. Pasan los años y cada día considero más valioso la forma en la que se desperdicia el tiempo. Un buen paisaje, un buen periódico, el placer de no hacer nada, ni siquiera recordar... Postergar, respirar, vivir, amar...

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios