El Pinsapar

Enrique Montiel

Adiós, Tomate, adiós

Por sorpresa Tele 5 ha cerrado su particular fábrica de Tomate, ya no hay Tomate en Tele 5. ¿Razones? La audiencia. Ja. A saber, pero han hecho historia. Historia de la Televisión. Como Chanquete, los mensajes de Nochebuena, la música del telediario, el Vamos a la cama, Bonanza, Gran Hermano, el Tour... Nuestras vidas están inseparablemente unidas a la televisión. Vamos, en verdad, mis primeros recuerdos son el pollo congelado y la televisión en blanco y negro con mucha nieve. Y la invención de la letra de cambio. El profesor Olivencia se reía mucho cuando se lo decía, pero es verdad, un día supe que Denya vendía "a letras". Quienes pasamos de los 50 recorrimos el capitalismo desde los diteros hasta la tarjeta de plástico pasando por las letras de cambio. En calidad de observadores, claro. Nuestros padres conocieron las cartillas de racionamiento, y el casi nada que comprar porque no había casi nada que vender. De ahí al Tomate.

El Toma que Toma que Toma Toma, la banda sonora de la vida (amargada) de famosos, famosillos, indocumentados y gentes que pasaban por allí, se ha acabado. La parlera y su compañero, encantado de conocerse siempre, se van al banquillo. Y con ellos, los guionistas, la fauna con micrófono, los cámaras... El "es la audiencia, estúpido" (que dijo alguien a propósito de la economía), saca de la parrilla la parrilla en donde le daban vuelta y vuelta a todo el Ghota al revés. ¿Un respiro solo? Lo sabremos relativamente pronto. Las teles están llenas de Tomate, solo que en sus diversos modos de cocinarlo. Frito, entero, cocido, confitado, pelado, naturales... Lo que ocurre es que Tomate-Tomate, como el de Tele 5 ninguno. Era el Tomate químicamente puro, sin piedad, sin aditivos, conservantes ni colorantes. Tal cual. ¿Como la vida misma? Tiempo me gustaría tener para desarrollar mi tesis sobre el Tomate, un Manual de venganza popular, como es sabido. Algo así como en las Tullerías cuando la Revolución cortaba cabezas sin parar. O las plazas mayores de algunas ciudades de España cuando la Inquisición ponía en la hoguera a los herejes para que el brazo secular les diera fuego. Gratis total. Así mismo. Nos vengamos de las ofensas de la vida, es sabido. ¿Que mi marido está parado y me ha contestado de malos modos? Ahí está la Pantoja saliendo del garaje del juzgado cien veces. O su novio esposado tras verlo en su esplendor marbellí comiéndose el mundo. ¿Que mi niña está parada? Ahí está con dos cuernos el marido de, o la mujer de. Con el fortunón que tienen. Claro, y las muertes con Tomate. Esas eran mejores que las bodas con Tomate. ¿La muertes? Por favor, memorables, memorables. Con esa seriedad, ese falserío compungido, esta cosa cínica, ¿maricona?... Memorables.

¿La audiencia? ¡Y un Tomate!

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