Crónica personal

Pilar Cernuda

Agua para Barcelona

AGUA para Barcelona. No para todo el mundo, ni siquiera para todos los catalanes. No: agua exclusivamente para Barcelona.

La cosa tendría su justificación si sólo Barcelona necesitara agua, si sólo esa ciudad sufriera una pertinaz sequía. Pero nos encontramos con que todo el Levante español sufre un serio problema de falta de agua, y nos encontramos con que en cuatro años de Gobierno no se ha dado ningún tipo de solución a los millones de ciudadanos que viven en esa zona.

Los socialistas abolieron el PHN nada más tomar posesión y no han encontrado absolutamente ninguna fórmula que alivie el problema. Han llegado incluso al disparate de intentar acabar con la sequía de Barcelona enviando agua depurada, por barco, desde Almería, una de las provincias que sufre más pertinaz sequía. Pero hay aún más motivo de indignación: anunció el Gobierno de Zapatero un plan de depuradoras que no se ha llevado adelante, entre otras razones porque los expertos y gran parte de los ecologistas lo rechazaron de plano: las depuradoras contaminan en exceso, encarecen el agua y tienen fecha de caducidad. Los catalanes no las han querido, en vista de lo cual una vez más el Gobierno les ha pasado la mano por la espalda con gesto tranquilizador: no os preocupéis, os mandamos agua limpia y cristalina del Ebro desde los depósitos de Tarragona, y en Levante construimos una veintena de depuradoras.

No cabe mayor desacierto, no cabe mayor trato de favor y desfavor, no cabe política más injusta. Y a todo esto, con Aragón sufriendo sequía también en muchas de sus zonas, porque mientras el agua del Ebro se desperdicia dejándola verter en el mar, no se ha iniciado ninguna de las obras de infraestructuras recogidas en el PHN del PP, que pretendía construir pantanos para recoger el agua, revisar conducciones y canalizar el agua hacia las zonas más necesitadas. Nada se ha hecho, y a la hora de la verdad la sequía ha llegado para todo el mundo, hectómetros y hectómetros de agua del Ebro se pierden en el mar y el Gobierno sólo da muestras de preocupación cuando la sequía afecta a los catalanes. Porque a los catalanes ni tocarlos, no vaya a ser que los socialistas pierdan peso y presencia en esa región que tan buenos a resultados electorales ofrece al PSOE. Tantos, que si no fuera por Cataluña el PSOE no habría ganado las últimas elecciones.

Existe un motivo más de desazón: el engaño. No se trata de trasvase, dice el Gobierno, el agua que se envía a Barcelona era sobrante de la del Ebro almacenada en Tarragona, y además se trata de buscar una solución puntual, concreta. En primer lugar, la sequía va a continuar en el tiempo, así que de puntual nada, Barcelona necesitará agua a menudo. Segundo, almacenada o no se trata de agua trasvasada del Ebro. Con una parada, los depósitos de Tarragona, pero trasvasada. Y además enviada a Barcelona en exclusividad, no a otras ciudades que también sufren una situación angustiosa. Más mentiras no, por favor.

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