La alcaldesa sacó el otro día una de esas carpetillas que tiene guardadas en los cajones del despacho y, para que no decaiga la racha promocional de nuestro entorno inigualable, expresó su intención de crear la Fundación del Caballo. Sostiene Pilar Sánchez, con toda razón, que desde el 2002 nada se ha hecho sobre el particular, pero claro, es que sin ser ningún lince, eso ya se sabía el día de la clausura de los célebres Juegos Ecuestres: no se aprovecharon para dejar las sinergias adecuadas, las instalaciones quedaron infrautilizadas y los amplios aparcamientos fueron ocupados por multitud de acreedores. Otras ciudades y comarcas españolas, con mucho menos nombre y 'jechuras' nos están comiendo el terreno y dando sopas con honda en el tema ecuestre por varias razones: la innovación, la profesionalización y la ausencia de fragmentación -esto es muy importante- a la hora de presentar un producto de calidad y compacto. El sello de marca aún lo mantenemos, pero no es suficiente. Es un factor determinante pero no explotado de forma inteligente.

Y hablando de esas carpetillas municipales que afloran de vez en cuando, que son lanzadas a pelú a la opinión pública como si los ciudadanos fueran espectadores de una cabalgata, habría que comenzar ya en hacer distingos a estas alturas entre los proyectos grandilocuentes, con perfiles indefinidos o con sombras chinescas, y los temas que preocupan a los peatones. Un ejemplo de esa grandilocuencia es el asunto que cito en el texto anterior, o ese invento traído de China por el que el flamenco partirá la pana en el 2013. Un ejemplo de lo segundo sería, por ejemplo, el denominado 'cruce de la venta Marcelo', en el acceso Norte de la Autopista, que no termina de resolverse. Ya el 'remilgado' nombre de este punto negro en el tráfico da a entender la complejidad y sofisticación de semejante obra, donde sólo se pretende colocar otra simple y dichosa rotonda. Este cruce se ha cobrado varias vidas, ha sido escenario de muchos accidentes y provoca no pocas incomodidades; así que saquen esa carpeta. Por cierto, los ingenieros de caminos tienen resuelto, desde hace muchos años, el proyectar pasos inferiores en las carreteras.

Algo no funciona correctamente. Un reciente informe europeo advertía que somos de los que estamos más horas en el puesto de trabajo, pero en la misma estadística aparecemos a la cola de los que menos rendimos. Es decir, hay mucho paripé en el trabajo. Esta misma semana, el Grupo Winterman sitúa en su informe anual a la provincia de Cádiz a la cabeza del absentismo laboral no sólo en Andalucía, sino en España. Dichas así las cosas, con dos informes de compañías de prestigio, se te caen los palos del sombrajo. Cantidad frente a calidad y la célebre picaresca constituyen un cóctel explosivo ante los futuros inversores, adobado, como siempre, con la deficiente calidad de nuestra mano de obra. Esto no es fácil ni de hoy para mañana, pero paralelamente a los discursos grandilocuentes de la necesidad de una mayor competitividad -¿con estos datos?- y el necesario impulso, con toda razón, de industrias de alta tecnología, hay que hacer un discurso de mayor involucración y complicidad con la tarea que cada uno realiza en su trabajo.