A rienda suelta

/ Francisco Sánchez Múgica / Fsanchez@diariodejerez.com

Borrachera de poder

LA NATURALEZA de los pueblos es inconstante. Es fácil convencerles de una cosa, pero muy difícil mantenerlos convencidos. No lo digo yo, lo dijo Maquiavelo, que algo sabría de estrategia política. Política. Un término que como tal está tan devaluado que muchos que se disfrazan cada mañana de políticos ya no se preocupan ni en ser maquiavélicos, ni en evitar el odio progresivo del pueblo. Se contentan con ser amamantados por la cosa pública mientras la cosa aguanta, y son felices con sus patadas a seguir, corriendo hacia adelante como si no hubiese mañana. El poder destruye y emborracha y es como la fama, el éxito o el amor: se tarda mucho o poco tiempo en obtenerlo, pero desaparece de un plumazo cuando menos se espera, se pudre si no se riega con benevolencia o maldad. Por la más mínima torpeza, por el error más surrealista, por la tropelía más sonrojante... De pronto una mañana se ha ido y ya no vuelve. Como la vida misma.

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