Pondré el burrito delante, no por egocentrismo, sino porque voy a ir de menos a más. Yo estoy encantado con la carta a Monedero de José María González. Tiene justo mi opinión de la inversión inmobiliaria de Pablo e Irene. Es una inversión del discurso de Podemos, que pone patas arriba al partido de los de abajo. La diferencia es que yo recuerdo siempre que comprarse un chalé es legítimo y legal, y Kichi, con mucha intención, se salta esa salvedad y, al contrario, recuerda que Teófila gastaba chalé en las afueras.

Es lo que tiene la carta: intención. Algunos dicen que está mal escrita quizá porque falten una o dos comas. Pero el ángel de escribir está en la intención y, sobre todo, en decir las cosas sin decirlas, y en eso Kichi ha hecho un cacho de carta. Por ejemplo, parece que está dirigida a Monedero, al que nombra de todas las maneras posibles ("primo", "hermano", "querido", "Juan Carlos"…), pero el primo no es el destinatario de la misiva, ¿verdad, Pablo?

También le han criticado el sentimentalismo. No saben leer al sesgo, como defendía Machado y practica el carnaval. El sentimentalismo de la carta de Kichi es un tridente. Por un lado, emociona, sí, por supuesto, la expresión de que a un alcalde se LE muere una persona sin techo, no se muere sin más. Por otro lado, es una carga de profundidad: ese sentimentalismo de sensibilidad social contra el otro sentimentalismo de revista ¡HOLA!

Por último, le da pie a la defensa de su apoyo a favor de las fragatas. Con el corazón roto por la pobreza, ¿quién se niega a la carga de trabajo en Cádiz? La rabia de Kichi, reconducida -energía renovable- hacia la ironía, brota de que le hayan afeado aquel gesto que le costaría lo suyo.

Kichi finaliza la carta con una media verónica de antología. La copio, porque no necesita glosa. Dice: "Puedo haber incurrido en contradicciones […] sobre la carga de trabajo militar o la condecoración de la patrona de la ciudad, pero nunca para beneficio propio, lo hice para, si me equivocaba, equivocarme con mi pueblo. […] prefiero equivocarme con mi gente que acertar solo".

Corre la maldad de que los carcas celebramos esta carta porque nos gusta ver pelearse a dos de Podemos. Qué va. Lo del chalé (lo dije ayer y anteayer) hipoteca a Pablo Iglesias de por vida. No hacía falta el meneo de Kichi. Y, en cambio, esta carta engrandece al alcalde de Podemos de la capital de mi provincia para rato.

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