DE sobra es conocido este gran tópico forjado por Horacio, un autor latino que ha ido dejando expresiones que se usan cada dos por tres en el lenguaje coloquial. Pero es ahora cuando parece que cobran más fuerza. Cuando lo único que tocan son fiestas y cenas copiosas, de esas que te ponen el estómago del revés y que te piden una cura de hambre de tres días, sólo hay que pensar en que después de todo estamos aquí de prestado y como se dice, ¡qué me quiten lo bailao! Muchos notarán grandes ausencias a su mesa y recordarán con nostalgia otras Nochebuenas o días de Navidad en los que eran niños y tenían a sus padres, hermanos y abuelos a su lado. Por eso, hay que vivir el presente y pensar en todo lo bueno que tenemos y en lo que podemos disfrutar en el día a día, hoy. Aunque te toque sentarte con esa cuñada insoportable con la que sólo hablas tres veces al año o aunque el pavo haya salido un poco chamuscado o esté ya frío. De eso, ya rajaremos otro día.