Soy futbolero, de los crónicos, de los que puede estar todo el fin de semana escuchando Carrusel Deportivo siempre que no tenga un plan mejor para pasar el fin de semana. Y aunque me tiran los colores blaugranas, soy xerecista, porque entre otras cosas soy un poco masoquista y me gusta de vez en cuando pasarlo mal en Chapín cada quince días, más o menos como los colchoneros con su Atleti. Y a pesar de que las cosas este año van bien, tengo algunos compañeros de grada muy críticos. Cierto es que quizás el Xerez en los últimos años no haya sido un ejemplo de transparencia y buen hacer en algunos aspectos, pero en otros, como el deportivo, hay que darle un aplauso a los futbolistas, al técnico -qué grande eres, Esteban- y a la dirección deportiva, que con muy poquito dinero han sabido ilusionar en los últimos días a la afición con dos incorporaciones de campanillas. Pero, en fin, las críticas siempre existirán porque, al fin y al cabo, aquí la cuestión es que la pelota acabe entrando.