Cuarto de Muestras

Descrédito

Lo de la mujer del Cesar a él no le afecta

Qué voy a decir yo de Andalucía que es mi tierra. Me enorgullece ser de aquí, me encanta nuestro acento y nuestra alegría de vivir y nuestro sol y nuestro mar y nuestra comida y nuestro vino. Parece uno de los mejores lugares del mundo para intentar ser feliz sin necesitar demasiadas cosas. En Andalucía existe el tiempo, incluso a veces lo malgastamos sin conciencia como lo haría un verdadero sabio al que han dado unos meses de vida y los dedica a lo realmente importante. Se nos critica porque no solemos tener prisa ni demasiada ambición que, más que defectos, son virtudes adquiridas a lo largo de siglos.

La indolencia es nuestro mayor pecado y nuestra penitencia dejarnos llevar por la corriente, vulgarizarnos cuando tradicionalmente ha sido una de las tierras que más artistas y más cultura atesora, quizás la más creativa de España. Tenemos a Velázquez y a Murillo, a Góngora, a Bécquer y a Juan Ramón y a casi toda la generación del 27; a Falla, a los mejores toreros y a casi todas las vírgenes. Y nos llaman incultos. Llevamos siglos soportando el tópico de la juerga y la vagancia. Dicen que no sabemos hablar e inevitablemente cada cierto tiempo un ignorante nos pretende ridiculizar metiéndose con nuestro habla o con lo que nos gusta disfrutar de la vida. Estamos tan acostumbrados a esa burla como a la impostación de aquellos andaluces que se quieren poner finos y colocan la ese en cualquier sitio menos donde corresponde.

Es una vergüenza que de un tiempo a esta parte cuando se nombra a Andalucía en los informativos es para hablar de los ERE, de las comilonas de mariscos, de juergas de cocaína y de los cursos subvencionados inexistentes, de las mil y una causas abiertas. El otro día televisaron el sorteo entre cinco magistrados de una Sección de la Audiencia Provincial de Sevilla para ser ponente de una causa en la que se juzga a Chaves y Griñan por los ERE. El Magistrado elegido posaba con una bolita en la mano como un niño de San Ildefonso en la lotería de Navidad. Qué chocante que se preste a formar parte del sorteo cuando ha sido viceconsejero precisamente con Cháves y Griñán. Lo de la mujer del Cesar a él no le afecta.

No discuto su imparcialidad pero tenía que haber evitado ser ponente, tenían que haberlo impedido sus compañeros. Es la manera inequívoca de desacreditar la justicia antes incluso de dictar sentencia. Una estupidez más y ya van muchas. No se entiende.

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