Entre paréntesis

Rafael Navas

rnavas@diariodejerez.com

Detestables

Siento indignación y vergüenza al ver que el Ayuntamiento de Jerez le niega un homenaje a Miguel Ángel Blanco

Estos días siento una mezcla de sorpresa, indignación y, por qué no decirlo, vergüenza, al escuchar a algunos representantes públicos de Jerez tratando de justificar su negativa a apoyar un homenaje a Miguel Ángel Blanco, concejal del PP en Ermua que fue asesinado de la manera más sádica por ETA hace justo ahora veinte años. La negativa a apoyar un pequeño y sencillo acto en recuerdo y memoria de una víctima del terrorismo cuya muerte hizo despertar a la sociedad española -especialmente a la vasca- y abrió el camino hacia la derrota de la banda terrorista es una actitud miserable.

Más ruín es esta postura cuando viene precisamente de quienes todos los días se llenan la boca hablando de memoria histórica. Pero, claro, la propuesta del homenaje a Miguel Ángel Blanco viene del PP, un partido al que consideran heredero de ese franquismo tan presente en sus memorias, y por eso, sólo por eso, empleando el ojo por ojo y diente por diente, aquel joven concejal que fue ejecutado tras una cruel cuenta atrás ya no es merecedor de su recuerdo. Porque cometió el crimen de ser del PP. Repugnante. Pero, con todo, que determinados partidos anclados en la Guerra Civil y otros antisistemas se opongan a este reconocimiento ya no nos extraña. Si justifican hasta el yihadismo... Los mismos que cada mes llevan mociones sobre la cumbre del G-20, el Sáhara o Plutón dicen que el pleno no es lugar para abordar una propuesta de un asunto "nacional".

Lo que me preocupa es el seguidismo que se hace de esa deleznable postura desde formaciones políticas como el PSOE, que han sufrido en sus carnes los azotes de la barbarie etarra durante años. ¿Mirar a otro lado en estos momentos es el precio que hay que pagar por determinados acuerdos que mantienen a socialistas en los sillones de muchos ayuntamientos? Resulta triste comprobar cómo miembros de un partido, el PSOE, que ha sido decisivo para acabar con el terrorismo en nuestro país, sean capaces de pactar con el diablo.

No apoyar hoy, dos décadas después, un homenaje a Miguel Ángel Blanco es detestable. No lo digo yo. Ese es el término que ha utilizado el presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), Abel Caballero, del PSOE, para referirse a los ayuntamientos que no respalden un acto así. Seguramente para muchos de los que disculpan a ETA es un fascista, un torturador y todas las barbaridades que se les ocurran. Pero, ¿y para sus compañeros socialistas?

A este paso, en nuestro país puede acabar sucediendo con ETA (casi un millar de muertos) como con el negacionismo del Holocausto, movimiento con el que se equiparan cada día con su actitud algunos representantes públicos. No debemos permitir que lo consigan estos revisionistas de la Historia y de la Transición. Nuestro deber es recordar a todas las víctimas del terrorismo sin importar el color de sus carnés políticos. Y es triste tener que escribir esto, pero todavía hay gente que divide y etiqueta a la sociedad en buenos (los suyos) y malos (los demás). Miles de jerezanos entre los seis millones de españoles que en julio de 1997 nos echamos a la calle no podemos estar en el lado equivocado.

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