Miki&duartela esquinala ciudad y los días

José Aguilar / Carlos Colón

Elena quiere ser madreIndecencias

EL Estado español persigue con tanta saña al mundo abertzale y controla tan férreamente a los tribunales de justicia... que permite a una etarra condenada a trece años de cárcel permanecer en libertad para que pueda ver satisfecho su anhelo de ser madre a los 47 años de edad.

Elena Beloki fue sentenciada a trece años de prisión como responsable del aparato internacional de ETA. Ya había cumplido en Francia, en los noventa, otros cinco años por lo mismo, por pertenencia a banda armada. La condena de los trece años ha sido recurrrida y está pendiente de su revisión por el Tribunal Supremo, aunque la Audiencia Nacional ordenó su ingreso en prisión provisional.

Ha sido en esa situación, en prisión preventiva, en la que Beloki pidió quedar en libertad a fin de someterse a un tratamiento de fecundación in vitro. El donante de los espermatozoides necesarios para fecundarla es su compañero sentimental, y compañero de armas, Juan María Olano, flamante condenado también a diez años de prisión como jefe de las Gestoras Pro Amnistía, otra de las patas del entramado terrorista. La sección tercera de la Audiencia Nacional accedió a dejarla libre, ya que su deseada maternidad exige "disponibilidad clínica de la solicitante" y "condiciones psicológicas adecuadas". Ahora, la misma sala ha rechazado los recursos de la Asociación de Víctimas del Terrorismo y de la Fiscalía, que se oponían a la puesta en libertad, de modo que la señora continúa libre, y fecundándose.

No hay por qué dudar de la probidad en la aplicación de la ley de los tres magistrados que han ratificado la libertad provisional de Elena Beloki, los cuales han argumentado que ésta ha realizado las comparecencias quincenales que le impusieron al liberarla y que no se dio a la fuga durante el tiempo en que se estaba instruyendo el sumario (claro que entonces aún no había sido condenada). Al contrario, los magistrados se han distinguido por su firmeza antiterrorista. Pero la etarra no ha manifestado ningún signo de arrepentimiento ni voluntad de reinserción, que sería lo mínimo exigible para justificar racionalmente la concesión de este singular beneficio penitenciario que es el afán de ser madre.

Tengo dudas de que a otras reclusas en situación de prisión provisional -además de condenadas en firme por causas semejantes con anterioridad, como es el caso- les hayan otorgado los tribunales esta facilidad para buscar un embarazo tardío y artificial. Si ha sido así, retiro mis reticencias. Si no, hay que preguntarse por qué esta discriminación positiva hacia una delincuente de un delito gravísimo, integrante voluntaria de una banda que ha producido a muchos un dolor y un sufrimiento que siguen en carne viva.

PODRÁ usted votar al PSOE, al PP, a IU, a UPyD o algún partido minoritario y extravagante; como podrá votar en blanco o abstenerse de hacerlo. Pero, vote usted lo que vote, y vote o no lo haga, lo que el sentido común le dice, si no está viciado por el partidismo o dañado por la estupidez, es que Juan Ignacio Zoido no es un representante de la extrema derecha, sino el candidato a alcalde en las pasadas elecciones municipales, y actual líder de la oposición, de un partido liberal, conservador o de derechas, como se prefiera; pero desde luego no de extrema derecha. La extrema derecha, al igual que la extrema izquierda, juega a la democracia sin creer en ella, forzada por las circunstancias, agazapada a la espera de la oportunidad que le puedan ofrecer los conflictos sociales para explotar la desesperación o el miedo, lobo totalitario bajo una piel de cordero democrático que le queda pequeña y deja ver los colmillos y las garras. ¿Alguien en su sano juicio puede sostener que el PSOE o el PP representan esa izquierda o esa derecha extremas y radicales? En cuanto a lo más importante, la persona, quien conozca a Zoido siquiera superficialmente sabe que, además de un demócrata sin mancha totalitaria, si algún rasgo define su carácter es la moderación y no el extremismo.

Por ello que para defenderse de los envites del PP, que les ha costado la dimisión de Lolo Silva, su sucesor José Manuel García justifique los insultos proferidos contra Zoido desde la caseta del PCA en la velá del Cerro ("Zoido al paredón", según algunos; "Zoido cabrón", según el propio PCA), afirmando que el político popular fue allí "a provocar a los vecinos e insultar, hasta que la gente se indignó", es una indecencia. Que por la misma razón el señor Torrijos se permita decir que "lo único que falta es que nos saquen a las seis de la mañana y nos pongan contra una pared", es una indecencia. Que el señor Rodríguez Gómez de Celis -que cada vez recuerda más al suavón reverendo Runt, el capellán de Marisa Berenson en Barry Lyndon- diga que "respeta" las palabras de su socio de gobierno y eche leña al fuego añadiendo que el Grupo Popular "está extremando su posición ideológica muchísimo", es una indecencia.

Todo agravado porque esto se produzca tras la aparición de la pintada "Zoido al paredón" y el dibujo de una diana con las siglas del PP en su centro, manifestación de arte rupestre propia del País Vasco pero afortunadamente rara entre nosotros. Parece claro desde dónde se insulta, se descalifica mintiendo y se amenaza con paredones. Tan claro como quienes sufren dimisiones forzadas por escándalos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios