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Cuarto de Muestras

Por España

La verdadera transición empezó con un taconazo en toda regla

España es tan folklórica que su Transición democrática no empezó ni con Alberti ni con Carrillo ni con Suarez siquiera. La verdadera transición empezó con un taconazo en toda regla. Aún resuena en los oídos de los españolitos junto a las palabras que pronunció Don Juan cuando, inclinando la cabeza y cuadrándose ante su hijo, renunció a los derechos dinásticos: "¡Majestad, por España, todo por España! ¡Viva España, viva el rey!". Por aquel entonces las malas lenguas hablaban de la afición del padre del rey a la ginebra, al buen vivir y se hacían eco de todo tipo de maledicencias alentadas tanto por la derecha de Franco como por la izquierda republicana. No pasó después nada emocionante en la familia real española hasta la muerte de Don Juan cuando el rey Juan Carlos fue incapaz de contener sus lágrimas mientras enterraba a su padre con honores de rey. Por expreso deseo de un hijo agradecido los restos descansan en el Pudridero de El escorial. No entiendo cómo todavía no se ha hecho un peliculón con esta historia porque nos ayudaría a entender muchas cosas.

En verdad un rey que abdica es un incordio si no se quita de en medio. Es cruel pero es así, máxime si goza de un mínimo de salud para seguir disfrutando. Un rey que ha abdicado se convierte en un muerto en vida, en alguien incómodo para la corona y sus cronistas hasta que por fin se pueda grabar su nombre con letras de oro en una lápida. La idea de Carlos V de retirarse a Yuste no es ninguna tontería, pero a Juan Carlos le gusta más el mundanal ruido como buen Borbón y se le ve al hombre salir de buenos restaurantes, asistir a carreras de motos y disfrutar de todas sus aficiones que para esta sociedad puritana están muy mal vistas, qué se le va a hacer.

Se empieza a querer a un padre no cuando se le admira, que es lo normal, sino cuando se le descubren y perdonan sus defectos. Esto cuesta generalmente toda una vida comprenderlo y no es hasta la fragilidad y la humillación de la vejez cuando de verdad y sin espejismos sabemos querer. Si tu padre además ha sido rey y te ha educado para serlo imagino que será más complicado aún.

Ahora que la corona se está modernizando hasta la vulgaridad, aprovecharía para darle al rey emérito el sitio que le corresponde por habernos permitido vivir en paz a los españoles con lo cafres somos. No hay mayor grandeza que la del agradecimiento. ¡Por España Felipe, todo por España! Que no te engañen.

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