Pocas veces se vive una cuenta atrás tan trepidante a estas alturas del verano. Habitualmente, este parón, que llega recién iniciada la competición más importante es como una china en el zapato del aficionado. Un parón en pleno calentamiento de motores nunca fue bien acogido por ese hincha que palia con el fútbol lo que se ha dado en llamar el síndrome posvacacional. Bueno, pues nada de eso ocurre en esta decisiva ocasión.

Este España-Italia colma todas las apetencias y la cuenta atrás hasta pasado mañana llega a parecer tan ilusionante como inquietante. Y más que nunca jamás surgen las especulaciones en torno a quiénes serán los que vayan al asalto de la squadra azzurra. Villa, Morata, Asensio como ariete falso, esa fórmula que tantos quebraderos de cabeza le daba a los sucesivos rivales que caían bajo el imperio del tiquitaca son las opciones que van barajándose aun sin argumentos fiables.

Y es que el partidito se las trae, pues una plaza directa en el Mundial nos aguarda y que podría estar ya casi asegurada de no haber mediado aquel gol postrero de la ida. Pero es que en el corazón de estas vísperas tan interesantes subyacen también cuestiones tan parafutbolísticas como es la inquina del Bernabéu a Piqué. Bueno del Bernabéu y de todos esos campos de provincias en los que impera el madridismo militante y han tenido que ser algunos madridistas los que alerten.

Primero fue Sergio Ramos el que intentó poner orden en este descalzaperros, pero después fue Carvajal el que dio con la tecla adecuada al decir que "pitando a Piqué nos pitan a todos". Ojalá surtan efecto estos consejos provenientes de gente amiga de los acosadores del gran central barcelonés. ¿Villa? ¿Morata? ¿Asensio de falso ariete? Dudas razonables a la que se une si pitarán o no pitarán a Piqué en lo que sería una suerte de arrojar piedras en el tejado propio. Fútbol y demás.