CADA dos por tres nos bombardean los informativos con la nueva estadística de moda. La última, que el mayor número de demandas de separación y correspondiente divorcio en menos que canta un gallo se produce después de las fiestas navideñas. Ahora, con el frío que se siente en otras partes de España, parece que se ha olvidado ya que las vacaciones estivales son las que se cobraban más víctimas entre las parejas que estaban dando sus últimos pasos juntos. En las televisiones ya se le echaba la culpa a la suegra como causante de tan irreconciliable situación, aunque visto lo visto, puede haber otro análisis bien distinto. Todos los años hay propósitos nuevos y seguro que más de uno de los cónyuges que quiere poner punto y final a una relación de meses, años o décadas, lo hace para comenzar el 2008 con buen pie, dejando el lastre atrás. Habrá que esperar otra vez a que lleguen las calores, más de cuarenta grados, para que de nuevo haya una fiebre que dispare las estadísticas sobre divorcios.