Personajes finos que fueron...

Fátima Ruiz de Lassaletta

Fernando Terry Merello y Juan Bottaro

Aclaré en mi primera colaboración del especial Feria del Fino, del Diario, que mi único crédito para estas líneas es haber vivido 200 meses en este precioso y amable Puerto o, dicho de otra manera, sesenta y ocho veranos… Era muy niña cuando escuchaba en la casa jerezana y despacho de abogados de Lassaletta Terry: “Ha llegado el Levante”. Y se referían a don Fernando A. de Terry y Cuvillo, que entraba, como el viento, desde la Estación Vitivinícola de la Granja –que dirigía don Gonzalo Fernández de Bobadilla– a darle un abrazo a su primo hermano y homónimo don Fernando C. de Lassaletta y Terry. Lo hacía también en nombre de sus hermanos Carlos y Javier de Terry, pues mucho se querían los cuatro.

Mas será a Fernando Terry Merello, su hijo, a quien aquí recuerde como hacedor y continuador por el Fino. Siguió con la flota azul de rótulos amarillos de los camiones de su padre, que anduvieron con su Manzanilla Maruja y Fino Camborio por todos los caminos de España y carreteras de Europa. Siguieron las mujeres portuenses –en sus sillas de anea– tejiendo la malla de seda amarilla que vestían los cientos de miles de botellas de Brandy Centenario que comercializaron.

Sus empleados en la bodega, el campo y la yeguada, se contaron por cientos… y entre todos, el más distinguido, don Juan Bottaro, por ser artista escultor desde 1922, efectuando hermosas esculturas y bustos y labrando hermosas chimeneas y diseñando dibujos para murales de azulejos de cerámica, en la Sacristía de la bodega de ‘La Quinta del Huerto de los Jazmines’– hoy Hotel Duques de Medinaceli– y en la casa campestre primera del Pinar de Coig o en ‘Espantá Rodrigo’, obra importantísima casi olvidada, y haber sido en los años cincuenta del siglo pasado preceptor y maestro de equitación de los hermanos Terry Merello, hasta que en 1960 se enclaustró en la Cartuja de Jerez, donde siguió trabajando en silencio en la reconstrucción del ‘Claustrillo’ y e imágenes sacras hasta 1968. Desde El Puerto, también eligió Jerez para sus días finales.

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