El cuentahílos

Carmen / Oteo

Folklórica

Escribirían coplas para mi Quintero, León y Quiroga y le bailaría a Caracol, medio poseída, su amor trágico por la Salvaora. Los periodistas del género relatarían que yo cantaba ya en el vientre de mi madre y que cuando vine al mundo mi llanto sonó a zambra pero que fue el jerezano Antonio Gallardo quien me enseñó a andar por el escenario con tanta torería. Mi madre vendría conmigo a todas partes pero no podría evitar que tuviese amores con un perdulario al que le cantaría, muy sentido, eso de "no debía de quererte y sin embargo te quiero". Yo iría en calesa pidiendo guerra y la envidia que es muy nuestra, me haría ser altiva y evitar cantar con la Macanita, que esa sí que canta los cuplés por bulerías como nadie.

Como se me negó la gracia de ese arte tan caduco y tampoco me acompaña la estampa, a veces me tuerzo y canto entre dientes lo que podía haber sido mi suerte, ese "Torre de arena", donde todo es mentira, todo es quimera, todo es delirio de una pasión, como en la vida misma.

Comprenderán que en estos días de Feria de Jerez, en los que al menos puedo vestirme de gitana y lucir mi corales, mi vocación frustrada diga aquí estoy yo y al pisar el albero cante al mundo aquello de ¡quién dijo pena, con una copa de Jerez, con la locura de un querer y mi persona en el tablao! Allí les espero.

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