BREVIARIO

Alejandro V. Garcia

Garzón y Bambi

LOS medios de derechas tienen un filón en las imágenes de Garzón de cacería: son una magnífico arranque para montar una conspiración. Todo está lleno de símbolos. Hay venados muertos con la sonrisa helada, charcos rojizos, escopetas terciadas y cazadores que desfilan entre los cadáveres abatidos con una indiferencia cómplice. Cada animal derribado es en el imaginario conservador un miembros de la comisión ejecutiva del PP.

La clave de la repugnancia no es tanto el encuentro del juez con el ministro Bermejo en una finca de Jaén sino la sangrienta alegoría de los monteros. La obscenidad es la caza y luego, por añadidura, la presencia del juez y las hipotéticas confidencias con el ministro y las aún más supuestas intrigas para meter en la cárcel a todos los corruptos que estaban haciendo su agosto al calor de Génova. La fábula del infame cazador y el gamo huérfano a la que recurre la derecha para tapar la suciedad que asoma caudalosamente por las perneras del PP es tan ingenua como efectiva. Las emociones primarias de la factoría Disney son como las vacunas: se inoculan en la niñez pero duran indefinidamente. Hasta todo un Rey quedó atrapado en su momento en la alegoría infame de los osos borrachos.

Mientras se llora la muerte de la madre de Bambi la suciedad propia pasa desapercibida.

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