La columna

Begoña García / González-Gordon

Guadalupana

CUANDO me apunté a un taller de escritura, nunca imaginé que iba a recibir tanto. Tener al poeta José Mateos de profesor fue el primer regalo, pero siguieron muchos otros. Cada uno de mis compañeros es uno, y Luisa Fernanda Cuéllar se encuentra entre ellos. Luis Fernanda es un batiburrillo muy dulce de mujer. Oriunda de Méjico, esposa y madre de españoles, está aposentada en Jerez después de haber sido profesora de Universidad, directora de banco y editorialista de un periódico. Tiene, además, un acento que arrulla, una pluma que encandila y una bondad inteligente.

Antes de conocer a esta amiga mejicana, yo, de la Virgen de Guadalupe, no sabía más que, el haberla visto representada en algún cuadro. Y que es la patrona de Méjico. Pero un día, hablando, no sé cómo, me contó unas cosas interesantísimas, entre ellas que todo lo que aparece en su iconografía tiene un profundo significado y valor simbólico tan fuerte, que hizo que los indígenas creyeran en ella.

También me contó cómo hace cinco siglos, la imagen de la Virgen de Guadalupe apareció impresa en el poncho de un indígena mejicano llamado Juan Diego. Y cómo ese sol que siempre aparece rodeándola, y esa luna a sus pies, y el color del manto, y el del fondo, y muchos otros elementos, tuvieron un impacto enorme sobre la población indígena, muy desmoralizada. Aquella Señora del cielo, que dijo llamarse "Guadalupe", era portadora de un códice que sólo ellos fueron capaces de descifrar y que les hablaba de algo muy arraigado en ellos. Si les ocurre lo que a mí, que todo esto les intriga y tienen ganas de saber más, lo tienen fácil. Luisa Fernanda Cuéllar va a contarlo en una conferencia, el jueves próximo, día 16 de octubre, en el Casino Jerezano, a las 8,30 de la tarde. En ella nos hablará de las creencias de los aztecas antes de la llegada de Cortés, del sentimiento del pueblo mexicano después de la conquista, de las apariciones, y de lo que vieron en aquella imagen los indígenas, que les hizo convertirse masivamente al cristianismo.

Una conferencia, en fin, muy guadalupana. Nos vemos allí.

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