Crónica personal

Pilar Cernuda

Guantánamo

LA Unión Europea está decidida a echar un cable a Obama si el presidente americano pide ayuda con los presos de Guantánamo. Los ministros de la UE han expresado su disponibilidad a acoger a los presos que puedan ser liberados, pero que no son aceptados en sus países de origen, para facilitar así el desmantelamiento gradual de esa base situada en territorio cubano; un lugar que es ejemplo del mal funcionamiento del sistema judicial de EE UU y del escaso respeto a los Derechos Humanos de la Administración Bush. La primera medida política del nuevo presidente ha sido precisamente anunciar el cierre de esa cárcel, que se hará efectiva en los próximos meses.

Guantánamo es una mancha negra en el historial político y judicial de Estados Unidos; por eso el nombre se ha pronunciado con tanta frecuencia e intensidad durante la campaña electoral. Obama ha agarrado el toro por los cuernos para acabar con esa lacra, pero que no se equivoque nadie: una cosa es que Guantánamo sea un lugar que no cumple ninguno de los requisitos de una prisión localizada en un país en el que se respetan los derechos y leyes de la democracia, y otra muy distinta es que los presos de Guantánamo sean víctimas inocentes de la represión norteamericana.

De Guantánamo han salido ya varias docenas de presos, la mayoría de ellos gracias a las gestiones realizadas desde países europeos, entre ellos España. Y la experiencia demuestra que un porcentaje alto de los que salieron de ese campo en el que no se cumplen las condiciones mínimas humanitarias, en cuanto han tenido oportunidad se han desplazado a Pakistán y Afganistán para reincorporarse a Al Qaeda o a algunos de los grupos próximos a esa organización que dirige el desaparecido Ben Laden. Es decir, estamos hablando de que en Guantánamo están encerradas docenas de personas muy peligrosas, aunque es probable que entre ellas se encuentren algunas injustamente consideradas terroristas. Sin embargo, incluso en el caso de los terroristas, tienen derecho a asistencia letrada y a un juicio justo, y es inadmisible que se les mantenga desde hace años en condiciones que no resistirían una revisión superficial del cumplimiento de las normas internacionales sobre el trato a detenidos.

La Unión Europea, como siempre o como casi siempre, está dispuesta a cooperar para que la Administración Obama pueda poner punto final a la situación que se vive en Guantánamo, y aceptará hacerse cargo de algunos de los que hoy continúan presos en el penal, encerrados en jaulas bajo un calor de justicia. Pero no tratemos como héroes a los que puedan salir de la isla, que capaces somos de hacerlo: habrá excepciones, algunos no tendrán delitos en su haber, pero la mayoría de los que están allí han protagonizado crímenes horrendos y no han dado muestras de arrepentimiento.

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