cuchillo sin filo

Francisco Correal

Joyce, Proust, 'Europa Sur'

ALGECIRAS aparece en la última página del Ulises de Joyce y la menciona Marcel Proust, aunque el padre del protagonista de En busca del tiempo perdido suspende el viaje a Andalucía al quedar atrapado en Toledo por la fascinación hacia los cuadros del Greco. Es la bibliografía de cabecera a la que uno acude para celebrar que nombren a Juan José Téllez al frente del Centro Andaluz del Libro. Hubo un Téllez futbolista que jugó en el Alavés y otro Téllez mucho más importante, fraile, dramaturgo, que escribió sobre don Juan y tiene en Madrid una estación de Metro con su nombre: Tirso de Molina. Pero no hablamos de Téllez, sino de el Téllez, a quien ahora, con las tres décadas que nos contemplan desde la aventura iniciática de Diario 16 Andalucía, quiero recordar en tres aprietos balompédicos.

Pero si el Téllez no tiene ni idea de fútbol, pensarán muchos de los que lo conocen. Algo habrá aprendido en ese oficio sobrevenido de tertuliano que convierte al periodista en aprendiz del maestro Piñones, el que enseña y no sabe lecciones. Téllez escribió la biografía de Paco de Lucía y el entrenador del Algeciras se llama Manolo Sanlúcar. La víspera de su designación, el Algeciras derrotaba al Ceuta en partido correspondiente al grupo décimo de la Tercera División. Algeciras-Ceuta, como el ferry, crucero doméstico de mudanzas y ramadanes del que tantas veces ha escrito el poeta y periodista que llegó a dirigir el periódico Europa Sur, metáfora de ese Estrecho espejo meridional de Joyce, alegato geográfico contra la Europa Norte.

En el hotel Reina Cristina de Algeciras, agosto de 1986, le presenté a Jorge Valdano. "¿Quién es?", me preguntó Téllez. Había marcado un gol en la final del Mundial de México contra Alemania y venía con el Madrid a jugar el torneo de la Línea, en los dominios de la Balona, ese estadio que se inauguró con una goleada sobre Finlandia en la que debutó con la selección mi amigo -y de Téllez- Joaquín Sierra Quino. Una década después de aquel encuentro, Téllez y yo coincidimos en La Carbonería de Paco Lira en un encuentro de poetas. Estaba el mediano de los Panero y el mayor de los Goytisolo, José Agustín, que convirtió la entrevista que le hice en una charla monográfica sobre fútbol en la que hablamos hasta del Constancia de Inca. Téllez lo entrevistó después y me contó que le costó la misma vida cambiarle el chip.

Un día Téllez me invitó con Antonio Hernández a dar una charla sobre fútbol y literatura. Había más gente en la mesa que en el público. Era miércoles y televisaban dos partidos. Yo leí un párrafo de Tranvía a la Malvarrosa en el que Manuel Vicent metía la narración de un gol de Gaínza en una final de Copa entre el Valencia y el Athletic.

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