A rienda suelta

Arantxa Cala / Acala@diariodejerez.com

Malos tiempos para los oídos

NO hay nada más apetecible, o por lo menos para mí, que estar en un bar escuchando buena música. Una costumbre (la de pinchar discos en condiciones) que se está perdiendo. En ocasiones, y me ha pasado precisamente este fin de semana, he tenido que marcharme de un bar porque la banda sonora de la noche rozaba la frontera de lo insoportable. Se vendía una sesión de rock y lo que me llevé a la cama fue una retahíla de canciones de aquél, con todo el respeto, que 'intervino' en la Olimpiadas con Montserrat Caballé. Lo siento, pero el dj no consiguió ponerme los vellos mirando al techo y en muy pocas ocasiones moví el pie. Una lástima, porque el bar merece la pena. Y creo que es una plaga que se extiende. ¿Hay que irse fuera, o a mi casa, para escuchar algo tan sencillo como los Ramones, Jam, Kinks, Tom Petty, Flaming Groovies, Gigolo Aunts, Ryan Adams, Steve Earle, Lemonheads, Teenage Funclub...? Ahí queda eso, para quien quiera completar su lista.

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