LA TORRE DEL VIGÍA

Juan Manuel / Sainz Peña

Mañana vuelvo

Mañana vuelvo al curro después de un mes completo de vacaciones donde me he dedicado al noble arte de no hacer nada. Mañana, entonces, se me acaban los cuentos, pero estoy completamente seguro de que no necesitaré psicólogos ni todos los consejos pamplinas que, seguro, repetirán una y otra vez en los informativos de televisión. El síndrome posvacacional, creo que se llama el invento.

Y digo que no voy a necesitar ayuda por unas cuantas razones. En primer lugar, porque tal y como está el patio, donde la cifra de desempleados en Jerez es inmoral (y lo que nos queda, por desgracia), saber que tengo un trabajo al que volver no puede ser de ninguna manera un trauma. En segundo lugar, porque tengo suerte de estar haciendo algo que me gusta. Y no hay más.

Creo que mucho más que los que tenemos trabajo, quienes necesitan ayuda son todos aquellos que se desesperan por dar con un empleo que les saque de la miseria y de la angustia. Un trabajo que no convierta el día a día en pura rutina, donde no existen los fines de semana, los domingos o los festivos porque en ninguno de ellos hay nada que hacer, nada de lo que descansar porque todos los días son iguales.

Mañana vuelvo al curro. ¿Y qué? Al menos tengo uno, y espero que jamás me falte. Y aunque soy consciente de la cantidad de trabajadores que hay explotados y esclavizados, pocas cosas serán comparables, imagino, a ver cómo pasa el tiempo y el trabajo no llega a la par que ahorros o prestaciones se agotan a un ritmo vertiginoso.

Ahora toca volver, hacer lo que se pueda y verlas venir, con un sueldo más o menos corto, más o menos justo, pero que está en la cuenta de cada cual a fin de mes. Nosotros, privilegiados con un empleo, no necesitamos psicólogos. Lo que necesitamos es no perderlo.

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