Marital es marcial

Chesterton vio que las personas que se aman andan a menudo metiéndose mutuamente entre sí

La rabiosa actualidad actúa como telón de fondo de nuestras lecturas más hondas. Estaba yo, pues, leyendo el canto XXX del Purgatorio, casi beatífico. Dante cuenta su encuentro, tras haber pasado por tanto, con Beatriz. La musa se pone impertinente y riñona, y hasta los ángeles se apiadan del poeta… Entonces, plaf, me saltó el automático feminista: ¿No estaría Dante perpetrando un inaceptable micromachismo al describir a una Beatriz tan marimandona?

No. Dante está sublimando su encuentro hasta matices ensoñadoramente conyugales. Beatriz le riñe por llegar tarde, por haberse distraído, por no haber estado a la altura de su ilusión, por no haber sido fidelísimo a su recuerdo…, y para mí que él se sonríe por lo bajini. ¿No demuestra Beatriz unos halagadores celos?

Me ayudó superar el ataque de la actualidad la novela de Wallace Stegner El pájaro espectador (1976). Trata de un matrimonio mayor. Se pelean. Dice Stegner: "Marcial es casi anagrama de marital. El forcejeo lo es todo y no me refiero al forcejeo sexual... Eso es solamente la rúbrica para algo mucho más complicado".

La rúbrica, que no basta, la cantó Aldana: "¿Cuál es la causa, mi Damón, que, estando/ en la lucha de amor juntos, trabados/ con lenguas, brazos, pies, y encadenados/ cual vid que entre el jazmín se va enredando,/ y que el vital aliento ambos tomando/ en nuestros labios, de chupar cansados,/ en medio a tanto bien, somos forzados/ llorar y suspirar de cuando en cuando?".

"El sexo es lo más divertido que se puede hacer sin reírse", dice Stegner, advirtiendo que todavía es más divertida la risa marital, marcial, que mezcla malicia y cariño al 50%. Chesterton vio que las personas que se aman andan a menudo metiéndose mutuamente entre sí: "Cualquier hombre y cualquier mujer son incompatibles: ésa es la definición de los sexos. Ésa es toda la cuestión del matrimonio, es incluso toda la diversión del asunto". La comedia romántica, desde Mucho ruido y pocas nueces o incluso, con perdón, La fierecilla domada hasta el cine del mejor Hollywood (véase La costilla de Adán) está conforme.

Espero que el nuevo feminismo no venga a dejarnos sin las bromas, las puyas, la sal gorda y la fina y la pimienta. Todavía no he tenido tiempo de preguntar a mi mujer si mañana va a hacer huelga de cuidados. Eso podría resistirlo, pero no que haga huelga de indirectas y de críticas acerbas. Pensaría que ya no me quiere.

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