Miedo a una guerra civil

Son el voto del silencio, un arma de doble filo provocada para que se pronuncien dentro de la ilegalidad

Una tiene miedo y, a la otra, la indignación que siente le lleva a decir que se larguen. Que nos dejen en paz, espeta. He estado escuchando a nuestros jóvenes sobre el problema catalán. Entre ellos me encuentro con ciertas limitaciones para calmarles con una certera respuesta. Les transmito un discurso sujeto a la Constitución pero con la difícil expectativa de qué pasará definitivamente. Frente al televisor observamos cómo se van relatando los violentos disturbios provocados en Cataluña. Manifestaciones, acorralamientos a los agentes judiciales y policiales. Hasta un himno cantado en pleno teatro donde la gente que iba a disfrutar de una obra de Verdi termina asaltada por los rebeldes. Una de ellas suelta la tensión con un discurso más desahogado. Están vulnerando la ley, dice, porque lo que están haciendo es anticonstitucional. Están robando a España su integridad. Tienen un amigo que quiere votar. Su justificación es que si les dejaran hacerlo quizás muchos se echarían atrás. Una le apunta que, con ese engaño, satisfaría a quienes quieren la independencia puesto que los catalanes que se sienten españoles no acudirían a las urnas. De hacerlo legitimarían la revuelta. Son el voto del silencio, un arma de doble filo provocada para que se pronuncien dentro de la ilegalidad. Los que están en contra sí deberían proclamarlo ya que, tras las elecciones legales, sembraron muchas dudas. Todas éstas premisas me llevan a concluir que en todas las constituciones habidas en la historia de España en ninguna se le define a una comunidad autónoma como una Nación independiente de España. Tampoco puede serlo. Tienen, de manera clara, la nacionalidad española.

El espanto que están viviendo nuestros jóvenes hace que recapitule hasta el día en que me dijeron qué significaba un golpe de Estado. Comprando artículos para hacer mi disfraz de Carnaval, le pregunté al dependiente de la mercería: ¿Qué es un golpe de Estado? El hombre, supongo que al verme tan niña, con ternura, me contó: " bonita, puede que no celebres el Carnaval". Durante días mis padres, que intentaron alejarme de la realidad, me explicaron lo que vivíamos mientras la música militar sonaba en la televisión y la radio. Tuve miedo al ver cómo los militares asaltaron el Congreso. El 23 -F, para mí no duró solo una noche. Reaparece ahora porque nuestros jóvenes tiemblan ante el temor de una guerra civil creada por políticos adoctrinadores que no tienen ninguna facultad para ejercer su cargo.

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