A rienda suelta

Pilar Nieto / Pnieto@diariodejerez.com

Mil perdones

EL Gobierno israelí pidió ayer perdón a los Beatles por haberles impedido actuar en 1965 en Tel Aviv al considerar que podían corromper a la juventud. Ese mismo año Franco, que no pidió perdón por nada, sí permitió a la juventud española disfrutar en Madrid y Barcelona de la música de estos británicos que hasta fueron nombrados 'sires' por la Reina de Inglaterra. Mucho más cerca, el ministro de Sanidad, Bernat Soria, le exige a la presidenta de la comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, que pida perdón por haber puesto en tela de juicio la praxis de unos médicos del hospital de Leganés a los que ahora los tribunales dan la razón. Hasta la Iglesia pidió perdón el año 2000 por los errores cometidos en sus dos milenios de historia, pero la disculpa es bálsamo que no tiene efecto cuando el agraviado ya no está para poder otorgarlo. Culpa, perdón... dos palabras difíciles de utilizar en el momento y por los motivos oportunos para que sirvan de algo, pero, sobre todo la segunda, debería ser mucho más corriente.

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