Cuarto de Muestras

Ojú

Sabe muy bien el ministro de Justicia que en los juzgados no basta con tener razón

Me pasa lo que al ministro Catalá que, aunque soy discreta, me voy de la lengua por whatsapp. No lo puedo evitar. Si salgo y me tomo dos copas enseguida cojo el móvil, me acuerdo de amigos y afectos y, hala, me pongo a mandar mensajitos cariñosos. La exaltación de la amistad de toda la vida de Dios pero en versión escrita y sincopada. Un me acuerdo de ti, un vente que te esperamos, un Jalisco no te rajes, etc. Los que le mando a mi marido no los puedo poner porque como decía al principio de este artículo soy discreta. Ahí queda eso, una resaca de caracteres y emoticonos incomprensible al día siguiente. Un disfrute pueril como cuando escribíamos en las carpetas del colegio los versos de Becquer o las iniciales de quien nos gustaba en ese momento. No soy de fotos, soy de mensajitos imprudentes como muestro Ministro de Justicia.

Pero no sólo en eso me parezco a Catalá. También me preocupan los líos de los amigos y me entra honda desazón cuando estoy pendiente de resoluciones judiciales tenga o no tenga razón. Sabe muy bien el Ministro de Justicia que en los juzgados no basta con tener razón, además te la tienen que dar.

Resulta curioso comprobar que al Ministro de Justicia le preocupa la justicia aunque sólo sea por los líos de sus amigos. Yo hasta ahora pensaba que no. Después de haber mantenido las tasas judiciales para dificultar en la medida de lo posible el derecho a la tutela judicial efectiva, después de no haber dado explicaciones de a dónde ha ido el dinero que se sacó cuando se le obligó a todo el mundo a pagar tasas, después de tener a los juzgados infradotados como nunca pues no se cubren bajas de funcionarios, después de haber apoyado una diarrea legislativa que de poco ha servido, después de los insistentes ataques e injerencias a la Fiscalía, después de haber conseguido el descontento unánime con la implantación del papel cero sin quitar el papel y sin medios técnicos adecuados, después de todo eso, resulta que al Ministro de Justicia le preocupa la justicia, aunque sólo sea porque han empapelado a algún amigo. Tranquiliza saberlo. Estoy por reenviar a todos mis compañeros de profesión ese canto de esperanza del Ministro "Ojalá se acaben pronto los líos".

Lo malo es, y en eso no nos parecemos nada de nada, lo que ha dicho después: "La responsabilidad política por la corrupción se salda en las urnas". A la vista está que no Rafa. Hay que limpiar y cerrar el pico.

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