la nicolumna

Nicolás Montoya

Otoño calentito

LA parte positiva de lo del agujero de ozono es que cuando llegan los santos y los difuntos empieza a hacer frío, a caer la niebla y a llover. Sin huracanes pero con frondosidad. Y tanto frío acaba por helar las mentes hasta hacerla irreconocibles, alterar personalidades hasta el punto de no saber discernir entre la fantasía y la realidad, lograr que quienes gobiernan se pongan máscaras de las de cartón piedra, vestir a dirigentes de muertos vivientes para representar protestas, conseguir que la gente sea egoísta y rencorosa y se alegre de desgracias ajenas cuando engrosan las listas del paro, potenciar la inquina y la venganza entre colectivos afectados, aguantar los olores de basura, los resbalones en las aulas, o los ruidos de las cacerolas y participar en caza de brujas sin reparos ni vergüenzas.

Es cierto que los fantasmas siguen haciendo de las suyas, intentando cambiar el sistema de vida y la forma de pensar de la mayoría. Pero esos fantasmas están ahí gracias a ser los primeros resultados de la democracia de los que creían en el más allá. Pero de ahí a conseguir traspasar paredes y hacer que todo esté manga por hombro va un abismo. El de Ghost en sus mejores tiempos o el de las calabazas de Halloween que nos han dado por todos lados. En Jerez siempre triunfa el que va a favor de corriente, ríe las gracias, calla atrocidades, aplaude intolerablemente lo injusto y pasea sin rumbo conforme sople el viento. Sería una contradicción que esta ciudad donde todo es de mentira y nada es verdad estuviera representada por gente coherente. No es de recibo que en una ciudad que ha perdido el norte e incluso sus principios, haya gente enrolada, asociada, reunida, sentada en los sillones, sin convicciones históricas sobre lo que los anales de la biblioteca municipal pueda decir de ellos mismos. Que en vez de ser coherentes crean un ambiente diario de crispación, malestar, bronca y tergiversación que no ayudan en nada. Cualquier coherencia brilla por su ausencia. La imagen de Jerez es su principal activo y fuente de riqueza. Y ahora mismo está difuminada entre tinieblas.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios