"Quiero que me diga, estrictamente, qué artículo quiere usted apelar a que yo haga de cumplir del reglamento». Aunque parezca mentira, lo dijo la semana pasada el Presidente del Parlamento Andaluz en el rifirrafe de una sesión del Pleno. Hace unos años le hubiera dado un golpe al transistor, pensando que estaba estropeado o falto de pilas, mitad incrédulo mitad horrorizado. Los modernos dispositivos electrónicos de hoy no dejan ese margen, así que pasé directo al horror. Lo grave no es darle una patada a la gramática con esa contumacia, lo triste es que esa coz nos la propine a todos los andaluces su segunda máxima autoridad. Y ya saben cómo son las redes sociales, vídeo viral que se clava en el corazón de los que aman esta tierra. Irrita que el Sr. Presidente se exprese así en la tierra de Lorca, de Alberti y Pemán, de Aleixandre o los Machado. Lo mejor del 27 y gran parte del 98 es andaluz. Esta es la tierra de Juan Ramón, de Cernuda, de Giner, Ganivet o Zambrano; de Turina o Falla, de Velázquez y Zurbarán. No le pedimos al Sr. Presidente que sea catedrático o doctorado, ni físico nuclear. Con que sepa juntar cuatro palabras con decoro, vale. Pisa nos hace un favor evaluando los colegios andaluces; si hubieran hecho sus pruebas en el Parlamento, sus Señorías nos habrían dejado aun peor; no lo duden. A lo mejor, la Consejera piensa que esto también es culpa del franquismo o de la opresión de los viejos señoritos. Cualquier excusa menos reconocer el fracaso propio que ha supuesto renunciar a la excelencia y el esfuerzo para igualarnos por debajo. Escolarizar a todos está muy bien, un logro que hay que aplaudir; ahora hay que salir de la mediocridad evitando que la Educación siga siendo el campo de batalla de una guerra ideológica. Sabiendo lo pertinaces que somos en el error, esta guerra va para largo.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios