José Domingo Prieto / Asesor Técnico De La Federación De Comercio De Cádiz (FEDECO)

Rebajas, promociones, crisis... por aclararnos

voces empresariales

VIVIMOS en una sociedad caracterizada fundamentalmente por una sobreoferta de información. A primera vista es una cosa buena, pero lo malo es el origen de esa información, la calidad y la idoneidad de la misma al fin que se persigue. En lo que se refiere al asunto de las rebajas, de las promociones, y su relación con la actual crisis, opina todo el mundo con la máxima autoridad e incluso hace de esto auto de fe y motivo de excomunión general. Las rebajas, desde siempre, se establecían para dar salida a los sobrantes de stocks de los comerciantes que se habían equivocado, o no, en sus previsiones de cómo se iban a desarrollar las ventas en la temporada. Y aquí su primera característica: la temporalidad. Los comerciantes, antes de que llegara el frío, preveían las ventas que realizarían y se abastecían en función de esas previsiones. Después, resultaba que el frío llegaba más tarde o hay una crisis mundial o vete tú a saber. Resultado: ese sobrante que no ha vendido, una vez acabada la campaña, lo ponía a la venta a unos precios más ventajosos para el consumidor, entendiendo que éste se está abasteciendo para la temporada de frío o calor del año siguiente. Así ha sido siempre. Esta actividad típica del comercio, se regula por ley para evitar determinadas malas prácticas que se puedan producir y, fundamentalmente, para proteger al consumidor: cualquier comercio puede o no ponerse en rebajas. Evidentemente si lo has vendido todo, no tienes necesidad. Segunda característica pues: la voluntariedad. Pero para que sea considerado en rebajas tiene que abarcar más del 50% de los artículos contenidos de dicha tienda, así no nos confundimos con una promoción. Los artículos rebajados deben haber estado expuestos en la tienda con dos meses de antelación. ¿Para qué? Pues porque la esencia de la rebaja es que se de salida a lo que ha sobrado, lo que no se ha vendido en la temporada, no a que se compren artículos de inferior calidad, Esto, y no otra cosa, son las rebajas. Lo demás, que vemos durante todo el año para incentivar el consumo, son promociones, una estrategia de ataque, llamémosle así, no de carácter defensivo, como son las rebajas. Otro aspecto a considerar es la duración de las mismas. Dos meses para la temporada de invierno y dos meses para la temporada de verano. A mi me salen 4 meses, más del 33% del año. ¿De verdad que los comerciantes se equivocan tanto como para necesitar estar en rebajas cuatro meses al año? Porque si estás en rebajas dos meses, quiere decir que el 50% de lo que tienes expuesto ya lo tenías hace dos meses y no lo has vendido ¿Eso se lo cree alguien? Hagamos que las rebajas duren lo que tiene que durar, lo lógico y lo razonable, para que el consumidor encuentre los mismos artículos que no pudo comprar antes a mejor precio. Al principio, hablamos de temporalidad como característica de las rebajas. ¿Por qué razón voy a rebajarle el precio a un abrigo si aún hace frío, si aún hay expectativas de que pueda venderlo? Y… al revés ¿Por qué me voy a comprar un abrigo si el frío no comienza hasta diciembre ¿Verdad que no tiene sentido? ¿No seria más lógico adecuar las fechas a la realidad? A mi me parece que intentar jugar con estos conceptos sólo dará alas a los listillos de turno y sólo servirá para confundir y defraudar en sus expectativas a los consumidores, alma de este negocio. Así que seamos prácticos, seamos honrados y seamos lógicos, con o sin crisis, con o sin rebajas y con o sin promociones. Salud y buen año para todos.

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