Se mueve nerviosamente de un lado a otro del interior de la iglesia. Su mirada, inquieta, vuela de ese capitel a estos dientes de sierra o se posa en aquellos "angrelados". Al poco, señala un arco que resulta desapercibido para la mayoría de los presentes. Intento seguirlo como inspirado por la misma excitación intelectual. Fernando López Vargas-Machuca habla de la arquitectura gótico-mudéjar con el mismo apasionamiento con el que escribe sus críticas de música clásica, su otra gran predilección. De repente, me dice que no entiende nada de lo que ve. Lo escucho con incredulidad, admitiendo que se trata de uno más de sus habituales e incisivos golpes, de los que a veces no se escapa ni él mismo. De otra forma no podríamos entender que lleve desde los años noventa redescubriendo el mudéjar jerezano, enseñándonoslo con unos ojos diferentes, con un enfoque renovado que además nunca se ha quedado estancado ni ha dejado de avanzar. Todo ello plasmado en múltiples artículos y en un libro monográfico sobre el gran símbolo de este estilo artístico en la ciudad, la parroquia de San Dionisio. Pero López es consciente de los cimientos historiográficos sobre los que ha levantado sus investigaciones, desde los aciertos y los errores de autores ya clásicos como Diego Angulo Iñiguez o Hipólito Sancho de Sopranis hasta las aportaciones más recientes, entre las que sobresalen el descubrimiento de la documentación de la autoría de la capilla de la Jura de San Juan de los Caballeros por parte de José Jácome González y Jesús Antón Portillo o la tesis doctoral que sobre el tema ha escrito el arquitecto José María Guerrero Vega en 2015. Todo un corpus bibliográfico en el que esta tarde, a partir de las 20:00 y en la Academia de San Dionisio, Fernando se adentrará y desentrañará con su acostumbrada elocuencia, desenfada y rigurosa a la vez.

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